Torvaldo trata de reconciliarse con Nora, pero esta ha cambiado radicalmente. Se ha dado cuenta de que en su matrimonio no es más que una muñeca grande; como de niña fue una muñeca pequeña. Quiere reencontrarse consigo misma. Torvaldo le es un extraño, un egoísta.
Así, Casa de muñecas resulta una crítica a las normas matrimoniales del s. XIX. Posiblemente Ibsen se basó en la cultura noruega que conocía, pero también vivió mucho tiempo en Italia y Alemania, lo cual nos lleva a pensar que esta situación podía darse prácticamente en toda Europa.
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